"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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10. LEYENDA DE LA TITANOMAQUIA

Hola, querido amigo Prometeo: Fui a ver un partido de hockey sobre hielo, en él, dos equipos se enfrentaban como si fueran dos ejércitos de Titanes... Las dos personas que iban conmigo también lo vieron así y me lo dijeron, me comentaron que eran como aquellos dioses de la Titanomaquia. Entonces, una vez acabado el encuentro, llamé al bardo para que nos contara el cuento... Un abrazo y feliz jornada sabatina... Juan Carlos CUENTO 10º Zeus siguió este consejo y, con la ayuda de los Cíclopes, de los Cien-Brazos (Hecatónquiros) y de los Gigantes, consiguió derrotar a su padre. Como había vencido gracias a sus hermanos Hades, y Poseidón, Zeus decidió compartir con ellos el dominio del mundo. El Universo se dividía en tres regiones: el cielo estrellado y la tierra eran la primera; el océano, que rodeaba la tierra, la segunda, y, por fin, estaban las partes subterráneas. Así pues, la suerte destinó a cada uno su reino... ¿Qué pasará mañana? LEYENDA DE LA TITANOMAQUIA En la mitología griega, la Titanomaquia (en griego antiguo Titanomakhía, ‘Guerra de los Titanes’) fue la serie de batallas libradas durante diez años entre las dos razas de deidades muy anteriores a la existencia de la humanidad: los Titanes, luchando desde el monte Otris, y los Olímpicos, que llegarían a reinar en el monte Olimpo. Se la conoce también como la Batalla de los Titanes o la Guerra Titánica. Es confundida por algunos autores (como Ovidio) con la Gigantomaquia a pesar de las múltiples diferencias entre ambas. Los griegos de la edad clásica conocían varios poemas sobre la Titanomaquia. El principal de ellos, y el único que se ha conservado, era la Teogonía atribuida a Hesíodo. Un poema épico perdido titulado Titanomaquia y atribuido al aedo ciego tracio Tamiris, a su vez un personaje legendario, era mencionado de pasada en el ensayo Sobre la música una vez atribuido a Plutarco. Los Titanes también jugaban un papel prominente en los poemas atribuidos a Orfeo. Aunque solo se conservan fragmentos de los relatos órficos, revelan interesantes diferencias con la tradición hesíodica. Estos mitos griegos de la Titanomaquia caen dentro de una clase de mitos similares presentes en Europa y Oriente Próximo, donde una generación o grupo de dioses se enfrenta a los dominantes. A veces éstos son suplantados. Otras los rebeldes pierden y son totalmente apartados del poder o bien incorporados al panteón. Otros ejemplos serían las guerras de los Aesir con los Vanir y los Jotunos en la mitología escandinava, el épico Enuma Elish babilónico, la narración hitita del «Reino del Cielo» y el oscuro conflicto generacional de los fragmentos. El marco para esta importante batalla fue creado después de que el titán más joven, Crono, derrocase a su propio padre, Urano (dios del Cielo y gobernante del universo), con la ayuda de su madre, Gea (la Tierra). Crono castró entonces a su padre, se apoderó de su trono y liberó a sus hermanos titanes, que habían sido encerrados en el Tártaro bajo el reinado tiránico y egoísta de Urano. Sin embargo, al ser usurpado su puesto, Urano profetizó que los propios hijos de Crono se rebelarían contra su gobierno igual que habían hecho él y sus hermanos. Por miedo de que sus futuros hijos se rebelasen contra él, Crono se convirtió en el terrible rey que su padre Urano había sido, y se tragaba enteros a sus hijos a medida que nacían de su esposa y hermana Rea. Sin embargo, según una leyenda arcadia recogida por el geógrafo griego Pausanias en su Descripción de Grecia, Rea logró esconder a su hijo Zeus, y en lugar de Zeus le entregó una piedra envuelta en pañales. Rea llevó a Zeus a una cueva en la isla de Creta, donde este fue criado por los Curetes y las ninfas Adrastea e Ida. Cuando Zeus se hizo mayor, Metis dio a Crono una poción especial, que provocó que este vomitara a los hijos que se había tragado. Zeus los llevó entonces a la rebelión contra los Titanes. La guerra Entonces los Olímpicos, guiados por Zeus, declararon la guerra a la anterior generación de deidades, los Titanes. Aquellos incluían a Hestia, Hera, Deméter, Hades y Poseidón; e incluso a la titánide Hecate. Probablemente, Estigia y sus hijos también lucharon en el bando de los Olímpicos. Además, los Hecatónquiros y los Cíclopes, que habían sido encarcelados por Cronos, ayudaron a los Olímpicos. Se decía que los Hecatónquiros ayudaron a los Olímpicos arrojando enormes piedras a los Titanes, de cien en cien. Los Cíclopes ayudaron fabricando las famosas armas de Zeus, los rayos, el tridente de Poseidón y el casco de invisibilidad de Hades. Los Titanes, encabezados por Crono, incluían a Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Atlas y Menecio. Habiendo logrado por fin la victoria tras toda una década de guerra, los Olímpicos dividieron el botín entre ellos, otorgando el dominio del cielo a Zeus, el del mar a Poseidón, y el del inframundo a Hades. Procedieron entonces a encerrar a los derrotados Titanes en el Tártaro, las más hondas profundidades del inframundo. Sin embargo, dado que durante la guerra Océano y las Titánides Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe y Tetis, habían permanecido neutrales, no fueron castigadas por Zeus. Algunos otros titanes que no fueron encerrados en el Tártaro fueron Atlas, Crono, Epimeteo, Menecio y Prometeo. Zeus dio a Atlas un castigo diferente: Urano, el cielo, casi se había derrumbado sobre la tierra tras la guerra debido a la enorme lucha que había ocurrido bajo él, por lo que Zeus dispuso que Atlas sujetase los cielos por toda la eternidad. Epimeteo, Menecio y Prometeo cambiaron de bando y ayudaron a Zeus en la guerra, por lo que no fueron castigados. Sobre el destino de Cronos existen al menos dos variantes míticas: la tradición más antigua, reflejada en ciertas fórmulas homéricas y hesiódicas (Ilíada, xiv, 274; xv, 225; Teogonía 850ss) supone que Cronos habita en el Tártaro rodeado por el resto de los titanes. Una tradición posterior señala que Cronos fue luego liberado por voluntad de Zeus, y que quedó reinando en las islas de los Bienaventurados. Esta versión queda atestiguada en una interpolación a Trabajos y días (169b-e ó 173a-e según las ediciones), y en algunos versos de Píndaro (Olímpica II, 70ss). Los Hecatónquiros quedaron montando guardia sobre los prisioneros. Apius Claudius Caecus...

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